La leyenda detrás del árbol más famoso de Japón, el Sakura
Seguramente conoces el árbol de Sakura, el más famoso de todo Japón, que vemos en innumerables fotografías, pinturas, animes… Sus bellos pétalos rosados son una de las primeras cosas en las que pensamos cuando nos mencionan a este país, ¿y cómo no podría ser así? Incluso existe un festival dedicado exclusivamente a ver florecer a este árbol, el festival Hanami.
Por supuesto, un sello tan característico de Japón debe tener una buena historia que contar. En esta ocasión, te contaré la antigua leyenda japonesa del árbol de Sakura, aquel que floreció a causa de un amor.
El árbol
Esta es una historia que tuvo lugar hace muchos siglos, la cual nos cuenta sobre tiempos violentos, donde las guerras eran abundantes, dándose hasta por la más pequeña e insignificante razón.
Todo Japón era un caos, la muerte acechaba a todos por igual, y nadie parecía querer detenerse. Lo único que podía proporcionar un poco de paz a los agobiados y desesperados japoneses era un pequeño pero hermoso bosque. Este bosque, que era habitado por diversos espíritus, poseía frondosos y maravillosos árboles que no eran afectados en lo más mínimo por las guerras, manteniéndose en calma a pesar de todos los enfrentamientos.
Sin embargo, dentro de este bosque existía un único árbol que no era capaz de florecer. Este era un árbol joven y sano, pero al no florecer ni una sola vez, hacía parecer como si estuviera viejo y enfermo, con su tronco seco y pálido.
Este árbol era solitario y triste, ni siquiera la hierba quería crecer a su alrededor, y los animales temían acercarse a este, como si pensaran que su vida sería absorbida por la desdicha de aquella planta.
El hechizo
El único ser que se atrevió a acercarse fue una pequeña hada, que no pudo evitar sentir pena por las desgracias del joven árbol. Ella quería ver al árbol florecer, deseaba verlo feliz y lleno de vida, por ello, decidió ayudarlo, colocando sobre él un gran hechizo.
Este hechizo implicaba que el árbol se convertiría en un ser humano, para así sentir las emociones de la misma forma en que esta especie, él podría volver a su forma original y volver a cambiar tanto como quisiera, con el objetivo de que estos sentimientos lo animaran y ayudarán a florecer. Sin embargo, este hechizo solo podía durar 20 años, pasado este tiempo, si no lograba su objetivo, moriría.
Su paso por el mundo
Al verse en un nuevo cuerpo, el árbol ahora convertido en humano vagó por el mundo, en búsqueda de algo que llenara de increíbles emociones su vida, sin embargo, lo que vio solo consiguió ponerlo peor.
El mundo era un lugar cruel y horrible, todas las personas se mataban las unas a las otras, se herían y discutían sin parar. Era un escenario tormentoso, imposible de soportar, al ver todo esto el joven árbol no tuvo más opción que regresar a su bosque, convirtiéndose nuevamente, en su forma original.
Pasaron varias temporadas en las que el árbol pasaba la mayor parte del tiempo en forma de planta, las pocas veces que salía a ver el mundo, solo seguía encontrándose con más odio y desdicha. ¿De qué le servía entonces el convertirse en humano? Cada vez le parecía más desalentador, y perdía las esperanzas de poder florecer. Veía los meses y años pasar, pensando en la fecha de su muerte, y en cómo había sido codicioso al aceptar el hechizo.
Sakura
A pesar de todo lo malo que conseguía en su paso por el mundo, el árbol seguía saliendo de vez en cuando. Un día, mientras se encaminaba hacía un arroyo cristalino, vio allí a una mujer de impresionante belleza. Esta joven mujer fue la primera en entrar en contacto con el árbol, siendo en todo momento sumamente amable.
El árbol, sintiéndose agradecido por su trato, se ofreció a ayudarla a cargar el agua hasta su casa. Durante toda esa tarde, el árbol y la mujer llamada Sakura, mantuvieron una larga conversación sobre cómo ambos deseaban el final de la guerra, para poder vivir sus sueños en una vida pacífica.
Cuando Sakura preguntó por el nombre del muchacho, el árbol no supo qué responder, ya que nunca había poseído un nombre. Por ello, eligió decir que se llamaba “Yohiro” que significa “esperanza” en honor al hechizo que se le había impuesto.
La historia de amor
Yohiro y Sakura poco a poco se hicieron grandes amigos, viéndose cada día, cantando, leyendo poesías y libros, conversando sobre el mundo que los rodeaba, y lo que les gustaría cambiar de él. Con el tiempo, Yohiro se fue enamorando cada vez más de Sakura, esperando impacientemente por el día siguiente, en el que la vería.
Su amor llegó a un punto en que no pudo soportar más el engaño en el que la mantenía, decidió contarle toda la verdad a Sakura, sobre cuál era su verdadera naturaleza y cuál era su propósito, así como sus sentimientos por ella.
Al oír sobre el hechizo, y lo cerca que se encontraba de su final, Sakura quedó impresionada a tal punto que no pudo responder nada, y no volvió a tocar el tema.
Los 20 años
Así pasaron los meses, Yohiro y Sakura como grandes amigos, disfrutando de su compañía, hasta que llegó el momento que tanto temían. Ya casi pasaban los 20 años. Yohiro se encontraba nuevamente desolado, ni siquiera su amor por Sakura lo había hecho florecer, ya no le quedaban razones ni tiempo para seguir intentándolo, ya solo quedaba esperar por su final.
Convertido nuevamente en un árbol, Yohiro veía a la muerte acercarse en cada nuevo día, era algo que ya había aceptado, no podía hacer nada para cambiarlo. Sin embargo, Sakura desconsolada por la pronta muerte de su preciado amigo, fue a buscarlo por todas partes.
Cuando al fin lo vio en su forma real, seco y pálido como un enfermo terminal, corrió hacia él, confesando el amor que había estado guardando dentro de sí. Ella no quería que falleciera, quería permanecer a su lado por siempre.
Por suerte para ambos, o tal vez por obra del destino, el hada que había hechizado al árbol volvió a aparecer. Al contemplar tan puro amor le ofreció a Sakura un trato. Ella podría cumplir su sueño de estar por siempre con Yohiro, a cambio, daría su vida como humana, para fundirse con el árbol y ser uno con él.
Sakura aceptó el trato, fundiéndose con su amor, Yohiro. Con esto, las flores del árbol al fin comenzaron a brotar. Unas flores de color rosa pálido, representando el amor puro de estos dos seres, que hasta el día de hoy sigue vivo en cada pétalo de flor.
Desde entonces el árbol ha sido llamado Sakura, que significa “flor de cerezo” y es un símbolo de amor, pureza y belleza de Japón.
Hermosa redaccion , creo que tambien al capullo de la Flor del Cerezo (Sakura) le llaman «Saya» ya que Sakura es el nombre del Arbol ( pregunto para informacion mas no por correccion )
¡Hola Shisan! De hecho, Sakura significa literalmente «flor de cerezo».
En cuando a «saya», no he llegado a ver que lo usen para referirse a sus capullos, desconozco si es la forma de llamarle a los capullos de forma generica.