Jeoseung Saja, el ángel de la muerte coreano

Jeoseung Saja

Jeoseung Saja

Los mitos sobre la muerte y lo que ocurre luego de esta no son pocos, en el caso de Corea del Sur, poseen varias leyendas sobre el “otro mundo”, entre estas, la leyenda de Jeoseung Saja. Estas criaturas mitológicas tienen nombres cuyo significado suele traducirse como “Ángel de la muerte” y “mensajero del otro mundo”. 

Siendo los siervos del señor del inframundo, Yeomna, suelen rondar los lugares con muchas muertes, como los hospitales, o lugares con plagas. Se encargan de buscar a los recién fallecidos, para extraer sus almas y llevarlos al “otro lado”, donde Yeomna decidirá si permitirles ir al otro mundo, o si merecen ser torturados por sus acciones en vida. 

Al contrario del mito occidental del esqueleto con capa, los Jeoseung Saja tienen una apariencia humana, como cualquier otro, a excepción de que su piel es extremadamente pálida. Suelen vestir ropa tradicional coreana como el habok, y el distintivo sombrero gat, que solamente utilizan las personas nobles del reino de Joseon. Toda la ropa es negra, por supuesto, y gracias a esta es fácil identificarlos, aunque claro, una vez que los has visto, no podrás escapar de la muerte. 

 

El origen de los Jeoseung Saja

Este es un mito que proviene del chamanismo coreano, una religión más antigua que las creencias budistas, y taoístas. En aquella religión había algo muy parecido a lo que conocemos como pecado hoy en día, por lo que los muertos podrían categorizarse entre los que requerían un castigo y los que no.

En el caso de los Jeoseung Saja, esta mitología cuenta que alguna vez fueron humanos, unos muy desdichados, cuyas vidas fueron tan miserables que decidieron arrebatarse su propia vida, aun a sabiendas de que este es el peor de todos los pecados de su religión, uno imperdonable por su dios. Al haber cometido este terrible pecado, no podían ser castigados como los demás, sino que requerían algo en particular que los llevará a arrepentirse de acabar con sus vidas.

Es aquí cuando el mito se divide en dos variantes, están los Jeoseung Saja que recuerdan su vida pasada, y por ello el castigo tiene un impacto más a largo plazo, y los que no recuerdan nada, ni siquiera sus propios nombres, por lo que la duda y el arrepentimiento de acabar con sus vidas llega más rápidamente. En este castigo, siendo obligados a actuar como ángeles de la muerte, guiando a los demás fallecidos, no pueden evitar ver la vida de las personas, y la forma en la que pasaron sus últimos momentos, aferrándose a la vida.

El recordatorio constante de que lo que hicieron está mal, y que por ello ahora pagarán eternamente, llega a volver locos a muchos Jeoseung Saja, que sin importar nada deben seguir con su labor. Según algunas leyendas, se dice que los Jeoseung Saja tienen las mismas necesidades biológicas que un humano, como dormir, comer, ir al baño y más, esto con el propósito de que se sientan como si aun tuvieran vida, como parte de su castigo.

 

Sus leyendas

Varias leyendas se cuentan sobre los Jeoseung Saja, ya que claro, al ser seres relacionados con la muerte, se supone que todos los coreanos en algún momento llegarán a verlos, puesto que la muerte es inevitable. Aun así, en su intento por aferrarse a la vida, los coreanos en su momento descubrieron varias cosas que podían mantenerlos alejados, para poder alargar sus vidas. Incluso, hay algunas leyendas sobre personas comunes convirtiéndose en uno de ellos.

 

La leyenda del General Sinui

Este mito nos habla sobre las cosas que los mantiene alejados, contando la vida del General Sinui, quien vivía en la montaña Geumo, en el condado de Ghilgok. Este hombre había pasado toda su vida allí, teniendo una vida sencilla en su infancia, sin grandes problemas, para luego alistarse en el ejército, llegando al puesto de General gracias a su constancia y dedicación.

Era un buen hombre, con un solo gran defecto, y esta era su obsesión con la vida. Por supuesto, a nadie le gusta la idea de morir, pero aun así la mayoría sabe que es algo inevitable, y que no vale la pena desperdiciar el poco tiempo que tenemos pensando en ello. Pero, en el caso del General Sinui, este temor era tan grande que comenzó a estudiarlos, para así encontrar un método de alejar a la muerte.

Gracias a estos estudios, descubrió su aversión por las naranjas y el hierro, razón por la cual comenzó a plantar naranjos alrededor de toda su casa, de tal forma que no quedara ni un solo espacio por el cual el Jeoseung Saja pudiera entrar. De esta forma, el General Sinui se sentía mucho más seguro, evitando salir a toda costa, mandando a otros por comida o cualquier otra cosa que necesitara. 

Pasaron los años y al fin llegó su momento de fallecer, por lo que un Jeoseung Saja comenzó a rondar su casa, sin poder pasar, justo como él deseaba. Lamentablemente para él, los Jeoseung Saja son conocidos por no rendirse, enfocándose completamente en su trabajo, de tal forma que nadie se les escapa.

En el caso del General Sinui, el ángel de la muerte rondó su casa por 4 días seguidos, hasta que finalmente logró encontrar una forma de pasar. Resulta que en el patio también había una planta de melocotones, los cuales son considerados la fruta del mal, algo así como la manzana en el mito de Adán y Eva. 

Con esta fruta, el Jeoseung Saja cruza los encima de los naranjos, cayendo dentro de la casa, una vez ahí, se esconde bajo el piso, en la espera de que el General se levante, para así poder asesinarlo con un martillo. Con lo que el Jeoseung Saja no contaba, era que la protección no terminaba ahí, ya que el General, en su obsesión, había decidido perforar en su cabeza para colocarse un trozo de hierro, para así salvarse en el último instante.

Sin embargo, esto no le sirvió de mucho, ya que estuvo inconsciente el tiempo suficiente como para que lo creyeran muerto y lo enterraron, así que cuando recuperó la consciencia, ya se encontraba bajo tierra, sin posibilidad de escape. 

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