Jangseung, el tótem coreano

Jangseung, el tótem coreano

Jangseung, el totem coreano

Cuando mencionamos un tótem la imagen que nos suele llegar a la mente es la de un trozo de madera con varias figuras o caras, o la única figura de un animal. Esta idea, fomentada por la cultura popular y más particularmente películas como “Tierra de osos”, no es que esté  errada, sin embargo, el Jangseung, el tótem coreano, es un tanto distintos a estos, desligándose de los conceptos de almas y animales, siendo utilizado para proteger mayormente aldeas.

Este tótem coreano solía estar en los límites de cada pueblo y aldea, casi como si dieran la bienvenida a los viajeros, pero con el paso de los años, más específicamente, desde hace 100 años, comenzaron a desaparecer, ya sea porque los mismos aldeanos las quitaban, o porque dejaban de darles los cuidados adecuados. Aun así, al día de hoy pueden visitarse ciudades y pueblos a las afueras de la capital, en los cuales todavía tienen y cuidan de los Jangseung.

 

¿Cómo es el Tótem coreano?

El Jangseung es un tipo de tótem de madera, piedra o cemento, que consta de un rostro, casi siempre sonriente o burlón, algunos con ojos rasgados, como los coreanos, y otros con ojos saltones como los de demonios. Muchas veces se le incluye un sombrero, sin embargo, el resto no tiene un grabado o decoración, es madera lisa con palabras escritas en esa parte. Estas palabras suelen ser un mensaje de bienvenida, advertencia a los demonios que se acercaran, o su propio nombre y propósito. 

En el caso de los tótems masculinos, hay ocasiones en las que las palabras describen al tótem como una persona o ser viva, describiendo su personalidad y gustos, su posición, y poco más. Los tótems femeninos, en cambio, no reciben este trato, sino que suelen ser descritas meramente como “hembra general del inframundo”. Además, casi no hay tótems femeninos.

Los tótems suelen hacerse en grandes tamaños, de tal forma que puedan ser vistos por cualquier ente malvado que quiera acercarse. El tótem coreano más grande puede encontrarse en la montaña de Chilgapsan, con una altura de 11 metros, esta montaña es un lugar con muchos Tótems, por lo que está protegido por el gobierno de Japón.

 

La función del Jangseung

Su propósito es el de proteger a las aldeas o lugares específicos, de los seres malignos, como los demonios. Se dice que estos tótems pueden ahuyentarlos, pero al final, su utilidad más realista, era el hecho de que podían marcar los límites de territorios sin ningún problema. 

Otra de las cosas de las que protegían eran las enfermedades. Como bien se sabe, ningún momento fue perfecto en términos de higiene en  algún momento de la historia, por lo que era normal buscar ayuda de todo tipo en estos casos.

 

Su historia

El primer tótem como tal, utilizado oficialmente, fue durante el reinado del rey Jeong Lio, en el siglo XVII, este rey, devastado por la muerte de su padre, él organizó un espléndido funeral, pidiéndoles a los artesanos que crearan estos tótems, para que estos se quedaran resguardando la tumba del soberano anterior, asegurándole un descanso eterno a su cuerpo mortal.

El lugar en que todo esto comenzó fue en Jangseung, que pronto fue rebautizado como Jangseung Baegi. Desde entonces se han creado miles de tótems, de distintos tamaños y formas.

 

Las creencias populares

Los Jangseung muchas veces eran descritos como pequeños dioses de la protección y prosperidad. Al mantener a la aldea segura, los aldeanos les llevan varias ofrendas durante ceremonias de agradecimiento, mientras rezan por la paz. 

 

Leyendas

Aunque es relativamente reciente, en comparación con otros “amuletos”, tiene varias historias por detrás, las cuales son tantas y tan variadas como la cantidad de pueblos en las que en algún momento estuvieron. Muchas de estas leyendas cuentan sobre noches oscuras en las que se acercaban fuerzas malignas, y fueron acabadas por el poder del Tótem coreano.

Otras, hablan sobre cómo las criaturas menos inteligentes, pero igual de peligrosas, huyen aterradas al ver sus caras. Y, por supuesto, hay cientos de historias sobre cómo cierta enfermedad o una epidemia terminó rápidamente “gracias al tótem”, salvando la vida de niños y mayores por igual.

Con la cantidad de historias, lazos y respeto hacía estos tótems, es extraño pensar que se hayan deshecho de ellos en muchas ciudades, pues si bien en la capital es comprensible, en gran parte de corea ya no se pueden encontrar. Para poder ver algunos, y descubrir más sobre ellos de primera fuente, es mejor preguntar directamente a los guías turísticos en dónde conservan esta tradición.

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