Dokkaebi, el goblin coreano

Dokkaebi

Dokkaebi

Los Dokkaebi, también conocidos como los goblins coreanos, son seres mitológicos fuertes y temibles, con un aspecto terrorífico que espanta a todos. Al contrario de su apariencia, a este ser no se le considera particularmente bueno o malo, ya que suele ser visto como una especie de semidiós, que juzga las actitudes y el actuar de las personas, recompensándolos o castigándolos según corresponda. 

Los Dokkaebi cuentan con varios poderes y habilidades, que les permiten comportarse como parte del mismo karma, influyendo en la vida de las personas. Debido a esto mismo, muchas veces sus historias son usadas como herramienta para poder enseñarle lecciones a los más pequeños.

Lo más llamativo del goblin o Dokkaebi es el hecho de que le encanta jugar con las personas y niños, tendiéndoles bromas que a veces pueden llegar a ser de mal gusto, pero igualmente estos comportamientos no llegan a causar un daño real en la mayoría de los casos, por lo que son vistos como seres inofensivos la mayor parte del tiempo.

En un sentido más general, sin importar las versiones de los mitos que se cuentan, lo cierto es que el Dokkaebi es una de las leyendas mitológicas más famosas y conocidas. Su influencia en la cultura coreana ha sido tan grande que existen varios k-drama sobre el tema, ya sea colocando al Dokkaebi como protagonista, o como a un extra. 

 

La leyenda del Dokkaebi

Una de sus leyendas más conocidas, cuenta la historia de un pobre anciano que vivía solo en una lejana montaña, este pasaba sus días en soledad, cultivando su propia comida, ya que para llegar a la aldea más cercana pasaban horas y horas. Cierto día recibió una visita, lo que de por sí era extraño, ya que nadie sabía exactamente dónde vivía, pero al abrir la puerta se sorprendió aún más. 

Era un Dokkaebi, uno de esos famosos Goblins, que con solo verlo el anciano casi se desmaya del susto, al ver a semejante monstruo rondando por la casa. El anciano, sin saber qué más hacer, cuando recuperó la compostura le ofreció su hospitalidad, con la esperanza de que esto fuera suficiente para tenerlo tranquilo.

Ambos bebieron licor y comenzaron a hablar sobre su vida, convirtiéndose rápidamente en un par de amigos inseparables. A partir de entonces el Dokkaebi comenzó a visitar al anciano frecuentemente, haciéndole compañía, gastando el poco alcohol que lograba traer, y proporcionándole de vez en cuando un buen susto. 

Fueron pasando los meses y el Dokkaebi se había vuelto un gran amigo del anciano, pareciendo inseparables. Pronto el Dokkaebi comenzó a traerle alimentos y bebidas al anciano, sabiendo que a este le costaba mucho conseguirlo. El solitario anciano al fin tenía a alguien que se ocupara de él, por lo que se sentía mucho más feliz, pero, todo esto se arruinó en un momento.

Resulta que un día, mientras el anciano recogía agua de un río cercano, se sorprendió al ver su propio reflejo, pues en este comenzaba a parecerse mucho al Dokkaebi. Él intentó preguntar por qué ocurría esto en la aldea más cercana, lugar donde le dijeron que se estaba convirtiendo en un Dokkaebi, y que la única forma de salvarse era manteniendo a esa criatura lo más lejos posible, y no comer ningún alimento que este traiga, sobre todo si se ve extraño.

Con esto en mente, el anciano se sintió devastado, sabiendo que no volvería a ver a su gran amigo. A pesar de esto, el anciano buscó la forma de aprovecharse de la situación, antes de echar al Dokkaebi, como una especie de pago por intentar convertirlo en uno de ellos.

El anciano le pidió al Dokkaebi que fuera nuevamente a su casa, donde volvieron a beber como siempre, una vez que el Dokkaebi estaba un poco borracho, le preguntó qué era a lo que más le tenía miedo, a lo que este respondió que le temía a la sangre. Al escuchar esto el anciano se sintió repugnado por lo que tendría que hacer, pero no se acobardó y prosiguió con el plan, diciéndole que su mayor miedo era el dinero, y que esa era la razón por la que vivía en medio de la montaña, sin lujos y apenas comida.

Al día siguiente, cuando el Dokkaebi volvió a la casa del anciano a visitarlo, se encontró con la casa rodeada de muchísima sangre, que provenía de una vaca que el anciano tuvo que sacrificar para su plan. Viendo esto, el Dokkaebi se sintió aterrado, quejándose del maltrato del anciano, asegurándole que volvería con su peor miedo.

Es así como el anciano se volvió rico de la noche a la mañana, dejando atrás su casa para comprar una en el pueblo. Con el tiempo, con ayuda del dinero que obtuvo, fue capaz de deshacer los efectos de la transformación a Dokkaebi, pero aun así, siendo un anciano, no pasaron muchos años antes de que falleciera.

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