Las estafas en Japón y cómo evitarlas

Estafas en Japón

Estafas en Japón

Aun cuando hablamos de los países con menor índice de criminalidad no podemos bajar la guardia, pues siempre habrá alguien queriendo aprovecharse de la ingenuidad de otros. En esta ocasión, para que no pases un mal rato por esto, te contaré sobre las estafas en Japón.

La mayoría de estas, al igual que en otros países, van destinadas a los turistas, aquellas personas que, como se irán pronto, tienen menos posibilidades de pasar un buen rato en la estación de policías haciendo denuncias, más aún si ni siquiera se dan cuenta del engaño. Por esto debemos tener especial cuidado, para evitar cualquier inconveniente en nuestro viaje.

 

Los monjes falsos

Tendemos a pensar que los monjes son personas extremadamente pacíficas, que no romperían ni un plato. Bueno, los monjes reales tal vez si sean justamente así, sin embargo, los monjes de los que hablamos en esta ocasión son muy distintos.

Este es uno de los tipos de estafa menos peligrosos, y de los que podrías llegar a escapar, pero también es uno muy molesto que puede hacerte caer más por la presión, que por el engaño en sí. Se trata de personas disfrazadas de monjes, que van por ahí diciendo algunas palabras bonitas junto a deseos de buena fortuna.

Todo parece ir muy bien, hasta que te ofrecen algún supuesto amuleto para la suerte, mayormente de plástico, y bastante barato. Ellos intentan darte esto como una especie de regalo, para que tengas un buen recuerdo de Japón o algo por el estilo, lo que no te dicen sino hasta después de recibirlo, es que esperan que les des algún tipo de ayuda monetaria para su templo.

El problema se da cuando comienzan a insistir, apenas tienes el amuleto en tus manos, ya no habrá forma posible en que el monje lo acepte de vuelta, pero tampoco dejará de perseguirte y molestarte hasta que le des la ayuda monetaria. Muchos intentan pasar de esto con algunas monedas o billetes de baja denominación, como se haría con un mendigo, pero el supuesto monje no descansará hasta haber conseguido la cantidad de dinero mínima que le parezca adecuada, ya sea esta 1,000 ¥, o 10,000.

Es un tipo de estafa en la que suelen caer en su mayoría los turistas, que pueden llegar a creer que de verdad el monje les quiere regalar algo, o al menos, pedir una suma pequeña de dinero.

 

Las citas falsas

Si en la calle o la discoteca te aborda un chico o chica de gran belleza, no te apures a pensar que es tu día de suerte, pues en algunas ocasiones, es todo lo contrario. En este tipo de estafa la otra persona se acercará a ti afirmando que le has llamado la atención, y que le gustaría invitarte a una cita, o invitarte unos tragos, dependiendo de la situación.

Al decir que quieren «invitarte», lo normal es suponer una de dos cosas, la primera es que esa persona quiere regalarte la cena o el trago, es decir, que pagará lo que ambos consuman, o, la segunda opción que sería dividir las cuentas y pagar cada quien los suyo. Cualquiera de las dos opciones puede parecerte muy bien por el simple hecho de conocer a una persona agradable y hermosa, e incluso puede que no tengas problema con que sea al revés, y tú seas quien pague.

Lo malo de todo esto llega pasado un buen rato, cuando ya hay varias copas, o ya ha terminado la comida, tu cita va al baño, y jamás regresa. Además de sentirte mal por haber sido utilizado o utilizada de forma tan desvergonzada, todo empeora cuando ves la cuenta, y notas que todos los precios son exorbitantes.

Para cuándo caes en cuenta de la estafa, ya cargas una factura que ronda hasta los 200 $, cosa que puede arruinar gran parte de tu viaje, si vas con un presupuesto ajustado. Por si fuera poco, puede ocurrir en otras circunstancias, como un supuesto estudiante que quiere hacerte una pequeña encuesta, se vean bien rápidamente, y se ofrece a hacer de guía recomendando alguna cafetería u otro lugar.

Si no quieres perder tu dinero con este tipo de estafa, pero tampoco quieres perder la oportunidad de conocer gente, entonces te recomiendo que siempre, antes de pedir cualquier cosa, o que la otra persona lo haga, deja en claro a quien te atiende, y a tu acompañante, que quieres una cuenta separada. De esta forma sabrás exactamente lo que gastarás, aunque claro, también debes pedir siempre ver los precios de cada cosa.

Estafas en Japón

Las propinas

Una de las primeras cosas que nos suelen decir de Japón, o al menos, una de las más conocidas, es que dar propinas es de mala educación, ya que estás dando a entender que la otra persona no gana lo suficiente. Pero, lo que muchos olvidan decir, es que hay un tipo de estafa asociado a esto, que es el «cobro por servicios», que causa una diferencia significativa en el precio final.

Esta es muy fácil de evitar, simplemente debes preguntar directamente si se hace ese tipo de cobro antes de pedir. De no hacerlo, no te enterarás hasta que toque pagar, pues en ninguna parte lo podrás leer, y nadie te lo dirá directamente.

 

Pagar al salir

Cuidado con todo lo que diga «gratis». En Japón, sobre todo Tokio, puedes encontrar algunos buffets, o lugares con «muestras gratis», con letreros de «entrada gratis». Esto puede parecer una ganga para los turistas, y cualquiera en general, que quiera ahorrar un poco.

Lamentablemente, lo que no pagas al entrar, lo pagas al salir, y a sobre precio. Es algo muy común, y, en realidad, a estas alturas resulta un tanto tonto seguir cayendo ciegamente ante las cosas «gratis».

 

Bebidas alteradas

Por último, uno de los más peligrosos. Se trata de personas que se te acercan en bares o discotecas y te ofrecen una bebida gratis. En este caso puede que sí se trate de una bebida invitada, pero ni te aconsejo, bajo ninguna circunstancia, recibir un trago de un desconocido.

Dos cosas se vienen a la mente ante esta situación, el secuestro y el abuso. Aunque en esta ocasión no hablamos de ninguna de las dos, sino de un simple robo que ocurre luego de quedar inconsciente, no deja de ser igual de peligroso, ya que pierdes el control de tu propio cuerpo, y en el peor de los casos, ocasionar la muerte.

 

Los billetes falsos y de baja denominación

Nunca está de más que siempre te fijes muy bien en los billetes que te dan de vuelto al comprar algo, sobre todo cuando se trata de una moneda a la que no estás del todo acostumbrado.

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