Los pies de lotoLos pies de loto
Desde los inicios de la sociedad la belleza siempre ha sido algo de suma importancia, al punto en que muchas veces las personas han tenido que sufrir distintas dolencias para mejorar así su imagen. Cuando hablamos de este tipo de temas lo común es que se venga a la mente la idea de un corsé y otras prendas diseñadas para modificar el cuerpo, sin embargo, en esta ocasión hablaremos de algo mucho más preocupante, los pies de loto.
Imagina tener pies de tan solo 7 centímetros, con los dedos y el arco fracturados, una gran dificultad para caminar y constantes dolores, todo esto, solo para poder conseguir un matrimonio ventajoso, cosa que en aquella época, era lo más importante en la vida de una persona. Lo curioso de esta costumbre es que buscaba atrofiar casi por completo los pies, cosa que afectaba la vida de la mujer por completo.
¿Por qué los pies de loto estaban de moda?
Esta larga moda tenía un fin muy claro, el de demostrar que cierta mujer tenía un estatus social y una calidad de vida lo suficientemente buena como para prescindir de sus pies. En ese entonces, con la gran brecha que existía ente ricos y pobres una cosa quedaba muy en claro, y es que las familias pobres, que usualmente trabajaban en el campo, necesitaban la ayuda de todos sus hijos para mantener la casa, sin importar que fueran hombres o mujeres.
Ante tal situación, era imposible para los pobres darse el lujo de hacer que alguna de sus hijas tuviera los pies de loto, ya que eso tendría como consecuencia que nunca más la mujer en cuestión podría hacer su parte en los deberes laborales y de la casa. A su vez, tener a una esposa con esta característica daba a entender que el hombre tenía el dinero y el estatus suficiente como para mantenerla.
Al decirlo de esta manera, nos damos cuenta de que esta práctica tenía muy poco que ver con la belleza, y se consideraba más bien un premio o una meta. Aun así, los pies de loto estuvieron tanto tiempo presentes en China que con el tiempo fueron considerados realmente hermosos.
¿Cómo comenzó esta práctica?
Los registros de esta práctica se remontan a la dinastía Tang, que abarca desde el año 618, hasta el 907, pero se popularizó por toda China en la dinastía Song, alrededor del año 937.
Existe una leyenda que habla sobre una bailarina que llegó a China a servir al emperador como concubina, la cual tenía una característica muy particular, de unos pies extremadamente pequeños y curvos, que le otorgaban cierta elegancia a su baile y caminar. Se dice que el emperador quedó hechizado por la belleza de esta mujer, lo que lo llevó a convertirla en su concubina favorita, colmándola de todo tipo de regalos.
Esta historia se extendió rápidamente entre las personas de alta clase, provocando que los padres intentaran todo lo posible por impedir el crecimiento de los pies, para que algún hombre poderoso se enamorara de sus hijas de la misma forma en que ocurrió con la bailarina. Curiosamente, ya que la historia hace referencia a una concubina, y a las mujeres que trabajan del placer, pasaron muchos años antes que los monjes intentaran meterse en el asunto, y cuando al fin lo hicieron, prefirieron dejar las cosas como estaban.
Pronto, la mayoría de las mujeres de alta clase tenían los pies vendados, buscando obtener está manera, a pesar de lo doloroso que era el procedimiento.
¿Cuál era el procedimiento?
El procedimiento a seguirse era muy estricto, ya que de cometer errores la niña podría perder todo el pie por las infecciones o la gangrena.
La edad: era de suma importancia que la niña tuviera entre los 2 y los 10 años, puesto que, si era mayor que esto, podría perder la flexibilidad característica de las niñas pequeñas, que permitían un proceso menos doloroso.
La fecha: siguiendo las supersticiones, lo usual era buscar una fecha adecuada para que la niña tuviera siempre la buena suerte de su lado, además, está fecha siempre debía caer en invierno, con el frío amortiguando el dolor.
Los rezos: al tratarse de un procedimiento muy arriesgado, en el que ya se habían visto casos de fallecimiento por infección, los familiares dedicaban todo un día para rezar por la salud de la niña, siendo la mayor de las deidades en este caso el monje Guanyin, que se creía protegía a las mujeres, y a la famosa virgen de los pies pequeños.
Los preparativos: para suavizar los pies estos se tenían que sumergir en agua con hierbas y sangre de animal por un par de horas, recibiendo algunos masajes en este tiempo. Cuando se veía que el pie estaba listo para la tarea, se continuaba.
La fractura: La persona con más edad de la familia, o, en caso de poder permitírselo, un vendedor profesional, se encargaba de fracturar los dedos pequeños del pie, junto al arco, hasta donde se pudiera, para luego venderlos en esta posición. La persona que tuviera esta tarea debía tener nervios de acero, ya que tenía que ignorar los gritos de dolor de la niña, al no existir en aquel entonces la anestesia.
Los vendajes: un par de veces a la semana los vendajes eran retirados, se cortaban las uñas, daban masajes y se aseguraban de que la niña estuviera saludable, para luego volver a hacer el mismo procedimiento, durante los próximos 10 años.
La prohibición
Por suerte para las niñas de China, está terrible práctica fue prohibida en 1902, aunque tardó hasta 1949 el que se fuera un hecho en todo el país. Siendo una fecha relativamente cercana, aún hoy en día pueden conseguirse mujeres mayores en China con este tipo de pie.
En realidad, está prohibición se intentó hacer en varias ocasiones de la historia de China, no obstante, los padres de familia se negaron en aquel entonces a detener la práctica. Los emperadores que intentaron frenar esta cruel costumbre fueron Chun Chi, de la dinastía Manchú en 1645, y K’ang Hsi, en 1662.
Comentarios (No)